El atentado contra el mercado navideño berlinés del pasado 19 de diciembre ha supuesto un punto de inflexión en para el turismo en Europa. Algunas ciudades han tomado las siguientes medidas para garantizar su seguridad.
En Londres, por ejemplo, se cerrarán durante dos horas las calles que rodean al Palacio de Buckingham cuando se celebre el tradicional cambio de la guardia, por espacio de dos horas, impidiendo así la circulación de vehículos.
Se trata de una “medida de precaución” (de momento temporal) con el objetivo de proteger a los miles de visitantes que se concentran delante del palacio para asistir al desfile, una de las principales atracciones turísticas de Londres.
Mientras, en varias ciudades de Alemania y en otras como Praga, en la República Checa, han comenzado a instalarse barreras de cemento en los accesos a mercadillos navideños para evitar la irrupción de un vehículo a toda marcha.
España no se mantiene ajena a este incremento de la seguridad. Se mantiene el nivel 4 y además se ha recomendado a las juntas de seguridad locales la instalación de barreras físicas en las calles y plazas donde se vaya a concentrar mucha gente para que no se puedan utilizar camiones como armas. Las recomendaciones de seguridad pasan por colocar grandes maceteros o bolardos en los accesos a aquellos lugares donde vayan a celebrarse eventos estas Navidades.
Despliegue militar
A todas estas medidas, cabe añadir el despliegue de militares en varias ciudades europeas (10.000 en las calles de Francia), “una estampa habitual que ya sólo llama la atención de los turistas”, según destacan los medios locales.
Estas medidas tanto físicas como humanas lleva a plantearnos si es compatible la seguridad y el turismo. No se ha estudiado, por ejemplo, cómo reacciona el turista y qué recuerdo le quedará cuando llega a una ciudad para pasar unas vacaciones o un short break y observa la presencia de militares patrullando en las calles, la colocación de barreras de hormigón, registros de bolsos, controles de documentación, etc. ¿Le apetecerá repetir la visita?
Turismo urbano, una tendencia al alza
Recordemos que entre 2007 y 2014, el número de viajes internacionales con destino a ciudades creció un 82%. De este modo, la cuota del turismo urbano ha pasado a representar el 22% del turismo internacional.
El abaratamiento de los vuelos, la expansión de una oferta de alojamiento más económica así como los nuevos atractivos turísticos que han ido incorporando las ciudades estos últimos años son algunas de las causas que explican este crecimiento, según datos de la feria ITB Berlín.
De hecho, las pernoctaciones hoteleras en ciudades europeas aumentaron un 15,9% durante el período 2011-2015, por encima de la media de países de la UE (+10,9%), según datos de European Cities Marketing.
Sin embargo, ¿se mantendrán esas elevadas tasas de crecimiento del turismo urbano si cada vez más convertimos las ciudades en zonas más protegidas?