¡EXCLUSIVA! Los papeles de Venezuela. Parte 1

Droga, armas, asesinatos por encargo, uranio… son algunos de las actividades ilícitas que unían a la Venezuela de Chávez y a las FARC. Así lo revelan los archivos del ordenador de Raúl Reyes, dirigente del grupo terrorista colombiano, incautado por el gobierno colombiano en 2008 después del ataque al campamento situado en territorio ecuatoriano y que acabó con su vida y a los que ha tenido acceso elnoticiario.espho

Reyes era un hombre meticuloso que llevaba un control exhaustivo de todo lo que sucedía en la guerrilla. Su afán por guardar toda la información para, así, tenerlo todo controlado, ha servido para conocer numerosos detalles sobre la relación entre la Venezuela de Chávez y la guerrilla. Más de 800 páginas donde se recogen las comunicaciones de los distintos miembros las FARC con el propio Chávez y varios miembros de su gobierno, de su equipo, cuerpo diplomático o simplemente personal de su confianza.

Ocho años de relación es mucho tiempo y no siempre las comunicaciones entre ambas partes fueron fluidas. La guerrilla colombiana siempre buscó el apoyo del país más rico en recursos naturales de América del Sur pero el populista Chávez estrechó lazos a medida que los iba necesitando. Uno de los puntos de inflexión se produce en 2002. La situación en Venezuela es crítica tras el golpe de estado de abril que aparta al mandatario venezolano del gobierno durante un par de días. En ese momento Chávez decide protegerse y deshacerse de sus enemigos, y para ello recurre a los colombianos. Así, en una comunicación de julio de 2003 aparece el nombre de Henry López Sisco, hombre perteneciente a los grupos de inteligencia y formado militarmente en Estados Unidos y al que se le consideraba autor de varios atentados. López Sisco encabezó el 12 de abril del 2002, en Caracas, durante el Golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chávez, el asalto a la Embajada de Cuba, junto al Alcalde del municipio Baruta, Henrique Capriles Radonski, opositor que aspiraba a la presidencia de Venezuela, entre otros.

Venezuela pide ayuda a las FARC para deshacerse de la oposición

Se le vuelve a mencionar de una manera mucho más concreta en 2006, aunque el documento no especifica la fecha. Allí se habla de la reunión que las FARC mantienen con Julio Chirino, diplomático venezolano enviado por el canciller Alí Rodríguez con el aval de Chávez. Concretamente en esa reunión se pide ayuda para controlar la frontera en la zona de Zulia, controlada por López Sisco y el documento dice textualmente: “Piden de ser posible darle en la la cabeza a este tipo.”

No es esta la primera vez que algún miembro de las FARC se reúne con Chirino, pero el nombre del opositor López Sisco no vuelve a aparecer en los papeles. Si hablan sin embargo, de la ayuda que las FARC puede prestarle a Venezuela enviando a los barrios de Caracas más críticos con Chávez unidades paramilitares que formadas en el manejo de bombas, explosivos y armas. La intención del Gobierno venezolano es organizar guerrillas urbanas que siembren el terror y el caos en la calle para acallar así a la oposición.

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Es cierto que, según los documentos, no es Chávez en persona el que hace estas peticiones, es más en el correo referente al mes de octubre se dice textualmente que el Presidente venezolano no sabe nada. Sin embargo sin constan reuniones de Hugo Chávez con Raúl Reyes en 2000 y con Márquez en 2007. Además hay constancia de la numerosa correspondencia que intercambian con él y de los numerosos encuentros y comunicaciones de sus hombres de confianza con los representantes del grupo terrorista colombiano. Es muy difícil creer que con más de 850 folios de comunicaciones en los que se da cuenta de la estrecha relación entre Venezuela y representantes de las FARC Chávez no supiera nada.

Las armas, otro de los negocios entre Chávez y las FARC

Las armas eran otro de los negocios conjuntos entre la Venezuela de Chávez y la organización criminal FARC. Son numerosas las referencias a la compra de armas o suministro de material bélico. Concretamente se habla en varias ocasiones de distintos cargamentos con procedencias muy diferentes y también distintod modos de pago. Freddy Bernal es la persona del gobierno venezolano que lleva a cabo las negociaciones en estos asuntos.

En febrero de 2003, según las comunicaciones recopiladas en los distintos discos duros en posesión de Reyes, Bernal muestra a los interlocutores de las FARC un CD con armas procedentes de Croacia y les dice que puede facilitarles algunas de ellas, ya que el resto ya están comprometidas. Los papeles de Reyes hablan también de contactos con Venezuela para hacerse con armas que facilitan Rusia, China, Panamá y Ucrania. Quizá el más llamativo y el que tiene más recorrido en todos los documentos en el de China. Aquí se habla de todo tipo de armamento, incluidos misiles antiaéreos. Es también donde más se concreta la forma de pago ya que se llega a afirmar que los militares colombianos no tendrán que adelantar dinero para conseguir las armas si consiguen que Venezuela le conceda a los chinos la explotación de un pozo de petróleo.

El uranio también aparece en los papeles

Armas, explosivos e incluso uranio, metal necesario para montar una bomba nuclear. En 2007 aparece esta palabra por primera vez en los documentos de las FARC. El contexto, un hombre que ya les ha facilitado el explosivo con el que “trabajan” en ese momento asegura que está dispuesto a conseguirles uranio para que lo revendan a Venezuela. Las FARC lo comprarían por 6 millones de dólares y Venezuela podría pagarles a ellos entre 7 y 8 millones por 8 kilos de este metal.

Son sólo algunas de los negocios que durante esos ocho años mantuvieron los responsables de las FARC y el gobierno de Chávez. En un momento dado se habla incluso de una cantidad de 300 millones de dólares que Venezuela está dispuesto a entregar a los colombianos. Lo harían a través de la concesión de alguna obra o con petróleo y en los mismos documentos se habla sobre la posibilidad e liberar a algunos de los secuestrados, como Clara Rojas y ofrecer pruebas de vida de Ingrid Betancourt. Desde que la gente de Chávez menciona la posibilidad de entregar 300 millones a las FARC este tema centra la mayoría de las comunicaciones y esfuerzos, aunque parece que, al final, Venezuela nunca les dio ese dinero a los terroristas.

El transporte de la droga a Liberia

La droga es otro de los negocios ilícitos que tenían ambos países en común. Los documentos acreditan que Venezuela ayudaba a las FARC a sacar parte de la mercancía a otros países y llevarse de paso un beneficio.

Uno de esos momentos de colaboración fue el establecimiento en Liberia de una base desde la que mover la droga por el resto del mundo, un lugar seguro y menos controlado al que enviar la cocaína para introducirla luego en África, Europa y Estados Unidos. Esta operación no figura en los papeles de Reyes, ya que tuvo lugar el 2011 pero el Gobierno de Estados Unidos cuenta con toda la documentación y los testimonios de los implicados.

El plan fue descubierto por los agentes antidroga norteamericanos en una operación en la que se incautaron de 4 toneladas de cocaína que viajaban en un avión. En esta operación se vieron implicados numerosos países.

En mayo de 2011 el piloto ruso Konstantin Yaróshenko fue detenido en Liberia por los servicios secretos de EE.UU. en una operación conjunta con ese país africano y otros países. Esta detención no gustó a Moscú que calificó de secuestro y de una burda violación del derecho internacional.

Dos de los otros tres sospechosos con los que Yaróshenko fue detenido (Nathaniel French y Kudufia Mawuko) fueron hallados inocentes, mientras que el nigeriano Chigbo Peter Umeh también fue declarado culpable. Según la acusación, Umeh y Yaróshenko intentaron sobornar a funcionarios de alto nivel en el Gobierno de Liberia a fin de proteger los envíos de grandes cantidades de cocaína y utilizar esa nación como punto de transbordo para su posterior distribución en otros países.

Concretamente, Umeh se reunió con el director y el subdirector de la Agencia de Seguridad Nacional de Liberia (RLNSA), que estaban colaborando en secreto con la agencia antidrogas estadounidense (DEA), a quienes les ofrecieron dinero en efectivo y cocaína si les ayudaban a transportar esa droga hasta Ghana, para acabar en Nueva York.

Durante una reunión celebrada en Monrovia, capital de Liberia, Umeh llegó a afirmar, siempre según la acusación, que 4.000 kilogramos de cocaína que pretendían importar a Liberia habían sido “suministrados y protegidos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.

Estos son sólo algunos de los cientos de detalles que muestran, a lo largo de más de 850 páginas de correos electrónicos entre los miembros de la guerrilla colombiana y el Gobierno de Chávez, y los oscuros negocios y acuerdos que mantenían. En su día, cuando estos documentos salieron a la luz el país caribeño se empeñó en desprestigiar los papeles y acusó al Gobierno de Colombia de haberlos manipulado. Sin embargo, un informe de los expertos de la INTERPOL demostró que los discos duros no habían sido manipulados y que todo lo que decían los papeles era lo escrito y recopilado durante ocho años por Raúl Reyes.

Han pasado ocho años y la guerrilla ha firmado un alto el fuego y un acuerdo de paz que, aunque ha sido rechazado por los colombianos, sigue vigente y en proceso de negociación. Han pasado ocho años y Hugo Chávez ha muerto dejando en su lugar a Nicolás Maduro, su hombre de confianza, que, por cierto, también aparece en los documentos. Las FARC ya no cambian droga o formación militar por armas o petróleo. Lo que no queda tan claro es si Venezuela continúa con sus negocios ilegales para controlar un país cada vez más arruinado.

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