Marruecos vuelve a la OUA para liderar el crecimiento de Africa

En 1984, muchos de los estados miembros de la OUA respaldó la adhesión de la ‘República Árabe Saharaui Democrática’ del Frente Polisario. Esta decisión hizo que Marruecos se retirase de la organización.
También Zaire, aliado de Marruecos, se opuso a la adhesión de la RASD y boicoteó a la OUA entre 1984 y 1986. Después, otros Estados miembros han retirado su apoyo a la República Saharaui.

El 18 de de julio de, 2016, el Rey Mohammed VI anunció la intención de su país de volver a la organización en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Kigali. De acuerdo con los Estatutos de la Unión Africana, la admisión se decide por mayoría simple de los Estados miembros (artículo 29). Marruecos fue capaz de reunir a 39 países en su solicitud, una cifra que supera con creces el número de votos requeridos.

Del mismo modo son muchos votos los que deben permitir la modificación de los estatutos de la Unión Africana, en la dirección de la expulsión de la RASD. Dos tercios de los Estados miembros, 36 de 54, deben aprobar el cambio. En la actualidad, la RASD ya no se admite por 17 de los 54 países.

La decisión y la opción que defiende Marruecos es imparable. Es cierto que los tiempos han cambiado en África. En los años 70, los separatistas se beneficiaron de las circunstancias favorables que permitían la bipolaridad del mundo. Pero a partir de la caída del muro de Berlín, que era también la demostración de la pertinencia del liberalismo, varios países de África asumen el cambio de paradigma y se mueven hacia una mejor gobernabilidad. Otras circunstancias ayudaron a los oponentes de Marruecos.

Los precios del petróleo dieron una gran fuerza a los países productores como Argelia (verdadero promotor de la República Saharaui) y Nigeria. Estos dos países, con Sudáfrica fueron los principales líderes de los anti-marroquíes.
Argelia, que ha perdido poder por la caída de los precios del petróleo, está atrapada en problemas económicos y sociales que no parecen encontrar una solución y que llevaron al país a un descontento sin precedentes. En las calles ha habido protestas que en ocasiones han ocasionado muertes. Además, el país se encuentra bajo la presión de la región de Cabila que pide su independencia, lo cual no es una tarea fácil. Cabila ni siquiera tiene un gobierno en el exilio.

Por su parte, Nigeria ha cambiado a su presidente. El actual, Muhamadu Buhari es incorruptible y no quiere perder el tiempo con corrupciones y ‘chanchullos’ en su país, que al final tienen graves consecuencias para todo el continente. Él tiene bastante con afrontar el problema del grupo terrorista Boko Haram, que ha marcado el país. Precisamente, el Marruecos tiene soluciones muy eficaces en el campo.

El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, está cada vez más cuestionado, y no sólo debido a la facilidad con la que se utiliza fondos públicos.

Por su parte, Marruecos ha construido una imagen profundamente arraigada a África. Ha desarrollado e implementado su proyecto de la cooperación Sur-Sur, que parece ser un gran éxito, ya que se ha convertido en el segundo inversor en el continente africano y el primero en el África occidental.

Además, al estar presente en Addis Abeba para la cumbre de la Unión Africana, el rey de Marruecos espera la finalización de la formalidad de su regreso al organismo internacional. Un retorno que se construyó con argumentos pacientemente durante un largo período.

Esto es bueno para África. Marruecos se ha ganado una amplia experiencia en varias áreas y ha establecido relaciones con las grandes potencias mundiales, Estados Unidos, Rusia, China, la Unión Europea UE y la India. Sus relaciones con los países latinoamericanos son excelentes, excepto con los países en los que aún persisten los demonios de la Guerra Fría.

Por otra parte, el liderazgo de Marruecos no se puede poner en duda hoy en día en la lucha contra el Islam radical y el terrorismo. Un liderazgo que muchos países necesitan. No sería injusto decir que después de este 30 de enero África nunca será el mismo continente. El regreso de Marruecos es un síntoma de un cambio mayor en África que se iniciará con la reforma de la Unión Africana.

La OUA se prepara para cambiar. En la cumbre de julio de 2016, los Jefes de Estado confiaron al presidente ruandés, Paul Kagame, la tarea de proponer las formas de reforma. La elección no fue casual porque Ruanda con Kagame al frente está considerado como uno de los mejores gobiernos. Esto es probablemente lo que era más cercano al rey de Marruecos. Los dos jefes de Estado viajaron para visitar Rabat y Kigali. Y a partir de ese momento, la premisa de cambio comenzó a fraguarse.

Por lo tanto, a pesar de la actitud del Presidente de la Comisión de la UA, la sudafricana Dlamini Zuma Nkosasa que demoró los plazos para presentar la solicitud de adhesión de Marruecos, la decisión de Mohamed VI finalmente tendrá éxito.

Es interesante seguir la evolución de la Unión Africana, porque el continente es la fuente de crecimiento para los próximos años. El mejor gobierno ha ayudado a elevar el nivel de vida de los ciudadanos, se convierten en grandes consumidores y solicitan servicios públicos más eficientes. Se han construido numerosas infraestructuras, se han creado empresas, en particular en las nuevas tecnologías y la inversión extranjera directa. África ha entendido que se acabó el tiempo de malas prácticas. Este es un punto crítico de su evolución. Ahora, hay que asegurarse de que la Unión Africana es un instrumento popular que refleja las preocupaciones y expectativas de las personas y no sólo los líderes conscientes de su poder.

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