Argelia: los daños colaterales de la revuelta

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Los argelinos se encuentran en su octava semana de manifestaciones. Cientos de miles de personas se han sumado a las protestas en las calles de la capital y varias otras ciudades. Sin embargo, esta semana difiere de las anteriores por dos razones. La primera es que el pueblo argelino rechaza la solución impuesta por los militares que, bajo el pretexto de respetar la constitución, ponen como jefe del estado al presidente del Consejo de la nación. Los argelinos, por lo tanto, han expresado su rechazo a un personaje que se halla entre los más fieles del depuesto presidente Abdelaziz Bouteflika. Fue uno de los primeros en promover un quinto mandato presidencial. La segunda razón es que esta vez, los militares querían demostrar su poder y han reprimido violentamente a los manifestantes.

De esta forma, los militares intentaron superar el bloqueo usando el pretexto del enemigo exterior para ocultar el movimiento político y social actual. Los manifestantes obviamente no mordieron el anzuelo.

Nada permite saber dónde terminará la escalada de tensión y si los militares se someterán a la presión de las personas que exigen un cambio completo del régimen y, por lo tanto, de sus símbolos y sus personajes clave. Si los argelinos mantienen la presión, es porque quieren acabar con un régimen que desperdicia sus recursos, enriqueciendo una nomenclatura político-militar sin ningún beneficio para un pueblo que sufre desempleo, inflación y pobreza.

Mucho antes de la revuelta, se habían alzado voces para exigir que el régimen dejara de arrojar dinero argelino por la ventana y, sobre todo, para soportar la carga financiera astronómica del Frente Polisario, que las autoridades argelinas apoyan en su proyecto separatista contra el terrorismo. Argelia gasta millones de dólares cada año con el pretexto de que defiende el derecho de los pueblos a la libre determinación. Dinero que a los argelinos les gustaría ver invertido en proyectos sociales e infraestructura útil para la gente.

Hoy, el polisario que quiere crear un estado en el Sáhara Occidental está a la expectativa y teme que Argelia lo abandone en el caso de un cambio real de régimen. También se enfrenta a una honda interna intensificada por la represión que ejerce sobre las poblaciones retenidas en Tindouf en el territorio argelino y presentadas como refugiados que reclaman sus territorios saharianos. Las manifestaciones saharauis se están intensificando en áreas ofrecidas por el régimen argelino. Los choques se registran todos los días entre la población y las fuerzas militares del Polisario apoyadas por el ejército argelino y la gendarmería

Es probable que la situación se salga de control, especialmente a medida que el liderazgo de Polisario se aísle cada vez más a nivel internacional.

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